lunes, 29 de junio de 2009

Cine de barrio



Era la sala de cine más grande del mundo, con un ancho muy superior al de las salas actuales contaba con un número de filas impresionante además del llamado “gallinero” con una treintena de butacas colocadas en gradas, la pantalla era un poco más estrecha que el ancho de la sala pero seguía siendo enorme y desde la primera fila hasta la pantalla había más de diez metros de separación que, en algunas ocasiones, se aprovechaba para montar un escenario donde se hacían presentaciones de eventos y algún que otro concierto.

Al contrario que las habituales salas de las capitales que anteriormente habían sido teatros y sido reconvertidas a cines, aquel cine de mi barrio había sido construido con tal finalidad.

Sólo se proyectaban películas los fines de semana y los festivos permaneciendo cerrado el resto de la semana, cada semana una nueva película que era sustituida a la semana siguiente por lo que no era raro que, ante algunos estrenos de relumbre, se colgara el cartel de no hay localidades. Las entradas eran todas iguales y no estaban numeradas por lo que se formaban unas colas enormes para lograr entrar los primeros y, cuando las puertas se abrían, la gente corría al grito de tonto el último para poder hacerse con el lugar preferido.

Había una gran barra de bar donde no se hacían palomitas y se dispensaban todo tipo de bebidas. En los baños una alarma avisaba que la proyección iba a comenzar y en mitad de la película, siempre en el momento más interesante, se interrumpía la película para un descanso en el que la gente aprovechaba para echar un cigarro en el descansillo. Algunos aprovechaban para cambiar de butaca evitando siempre al tipo cabezón que siempre llegaba tarde y se nos ponía delante.

Los domingos por la tarde había sesión infantil donde se podían ver películas de los Hermanos Marx y algún film de animación, los padres aprovechaban esa sesión para librarse de sus hijos que campaban a sus anchas por el “gallinero” bastante ajenos a lo que se proyectaba.

Había una cosa que llamaban “sesión continua” que significaba que, si no habían vendido todas las localidades, te dejaban quedarte en la sala y volver a ver otra vez la película.

Todavía se proyectaba lo que nosotros llamábamos “el NO-DO” que no era tal cosa sino algunos documentales y cortometrajes de lo más variopinto. Incluso se proyectaban algunas películas muy raras que llevaban el calificativo de “S” y que mis padres no me dejaban ver. Ir al cine era para mí todo un acontecimiento y, en más de una ocasión, pasaba toda la semana esperando el momento de entrar en aquel oscuro y maravilloso lugar. Así creí que un hombre podía volar, viajé por El Cairo en busca de arcas mitológicas, nunca volví a entrar en el mar sin buscar antes aletas en el horizonte, volé subido en una bicicleta acompañado de un pequeño alien, sufrí pesadillas con un horrible sujeto que llevaba un guante con garras y reí como nunca con Aterriza como puedas.

Con el paso de los años empezaron a surgir los multicines y aquel viejo y gran cine empezó a proyectar películas cada vez menos destacables, los estrenos de relumbrón no llegaban hasta meses después de su llegada a otras salas e incluso algunos fines de semana el cine había aparecido cerrado… y un buen día no volvió a abrir sus puertas. Allí permaneció durante varios años, un día sus puertas fueron tapiadas, otro el cartel con su nombre desapareció y, mucho tiempo después cuando ya había abandonado el hogar paterno y vivía en otra localidad, volví a verlo ahora convertido en un supermercado.

Hoy día incluso las salas de los multicines son cerradas sucumbiendo a las nuevas tecnologías y, en gran parte, por culpa de la pésima calidad del actual cine pero en aquellos años ir al cine era todo un ritual y un acontecimiento, los amigos y compañeros de clase comentábamos la película que habíamos visto ese fin de semana y muchas de ellas dejaban una huella imborrable en nuestra memoria.

Adiós, Cine "Las Margaritas”.

viernes, 29 de mayo de 2009

Más dura será la caída

Existe una fascinación por el ídolo con pies de barro, supongo que la envidia tiene algo que ver, pero nada resulta más atrayente que ver a una estrella caída.


Recientemente dos películas han devuelto a la palestra a dos actores que vivieron sus mejores días hace ya un par de décadas y cuyas carreras prácticamente estaban bajo cero.


La primera de ellas es “una del Van Damme”. Que yo a estas alturas de la vida vea una película de este actor no deja de ser singular, nunca he sido un admirador precisamente de las películas de “yoyas” y las de Van Damme concretamente no han despertado en mi el más mínimo interés. Creo que de toda su filmografía sólo había visto Blanco humano y eso por estar dirigida por John Woo.


Sin embargo en su última película, JCVD, encontramos a un sorprendente Van Damme. La película es una mezcolanza de comedia, film de robo con secuestro y drama biográfico presentando a un Jean-Claud Van Damme en horas bajas, realizando películas de ínfimo presupuesto en las que él se lleva casi todo y apenas queda nada para el film y dirigidas por niñatos aburridos, divorciado por enésima vez y peleando por la custodia de su hija (delirante el juicio), sin dinero para pagar a sus abogados y al que Steven Seagal le ha birlado su reentré en Hollywood. Para colmo de males se ve implicado en un robo con rehenes.


¡Van Damme actúa!

Lo mejor de la película son precisamente las escenas en las que vemos a un Van Damme acabado en lo laboral y el lo personal, tocado por las drogas y vapuleado por las mujeres pero simpático y dedicado con sus admiradores. Un tipo que se nos hace encantador y sincero sin atisbos de egolatría en busca de una redención que no llegará hasta el final del film.


La película es muy dinámica, con escenas narradas desde diversos puntos de vista, con tono ligero, numerosos flashback y alguna que otra ensoñación del actor. Sin duda el punto álgido es aquel en el que el actor, sólo ante la cámara, ejecuta un monólogo (probablemente improvisado) en el que desnuda su alma cara al espectador, la mezcla de lucidez, absurdo e ingenuidad sobrecoge en un momento de honestidad pura.


Realidad y ficción se dan la mano durante toda la película, con un ritmo rápido y momentos de gran comicidad (desternillante la escena del cigarrillo).

La interpretación del actor resulta sorprendente, haciéndonos preguntar si realmente Van Damme era tan mal actor. Francamente me encantaría volver a ver a este Van Damme, derrotado pero simpático en algún drama o comedia.


Por otro lado tenemos la laureada El luchador en la que un hipertrofiado Mickey Rourke encarna a una especie de alter ego en forma de luchador de wrestler. No podemos dejar de recordar la patética carrera como boxeador de este antaño seductor interprete.


Los paralelismos con su carrera son numerosos, actor y personaje vivieron una etapa gloriosa en los 80 de la que sólo quedan cenizas, su cuerpo acusa los años de pelea y los estragos de drogas y golpes y ,sin embargo, ambos están dispuestos a levantar su carrera y volver a ser el centro de los focos.


Oye Mickey, que dice Kim que le devuelvas la peluca que le robaste en el rodaje de 9 semanas y media.

La película es demoledora y no tiene piedad con un personaje que ve cómo apenas le quedan posibilidades de relanzar su carrera y que vive de su vieja gloria firmando autógrafos a cambio de dinero (la escena más dura de la película, cuando observa a sus excompañeros de gloria en sillas de ruedas o con sondas de orina) o en combates locales amañados. Para colmo sufrirá un infarto que, en principio, debería apartarle de la lucha.


Los combates, reales y sin dobles, muestran la crudeza de estas luchas coreografiadas en las que los golpes son auténticos aunque sus consecuencias puedan ser exageradas y sobreactuadas.


Al final, nos muestra a un luchador al que sólo le queda abrazarse a un último combate y su pequeño momento de gloria final.


Afortunadamente, tras Sin City, en esta El Luchador parece que Rourke puede dar más de una victoria aunque quizá su físico no juegue a su favor, tal vez otra estrella en horas bajas como Tarantino pueda sacar todo lo que aún lleva dentro este actor, mientras tanto nos conformaremos con volver a ver a Marv en Sin City 2.

lunes, 11 de mayo de 2009

Mi primera vez


Recientemente fui invitado a participar en la emisión de un programa de una radio local en la sección que tienen unas amigas. Decidí presentar el post “Cómo hacer una crítica de cine (sin haber visto la película) en once sencillos pasos” aunque intentando que fuera menos irónico y más didáctico ya que lo que expuse en él es efectivo aunque lo presentase como un texto humorístico.

Dado que es una emisora muy pequeña y su radio de acción bastante reducido dudo que mucha gente lo escuchase pero para mi fue una experiencia muy gratificante que no me importaría repetir.

He subido mi intervención para que podáis escucharme en toda mi ininteligible gloria, toda una muestra de problemas de dicción y pronunciación, aporreamiento de micrófonos, repetición de palabras y momentos de pausa producto del nerviosismo. En mi defensa diré que me noto bastante suelto y que teniendo en cuenta que no me limité a leer el texto del blog sino que sólo lo utilicé como guía, la cosa ha salido bastante coherente. La crítica de la película de Lobezno la preparé media hora antes en sólo cinco minutos utilizando para ello los créditos que encontré por la red y toda ella fue improvisada. Afortunadamente conocía al director del que vi hace poco “Tsotsi”.

Curiosamente, tras haber podido ver después la película, veo que la critica que hice coincide punto por punto con la realidad y que si tuviese que hacerla ahora no variaría demasiado.
Podéis escuchar el audio en este reproductor:
(Actualizado, no funciona el reproductor y no encuentro el dichoso audio en mi disco duro así que os perdéis una ocasión única de oir mi horrible voz)







miércoles, 15 de abril de 2009

A eso digo: ¡NO! (X)


Estoy harto de que se me cuelguen mis programas y la única solución sea cerrarlos sin guardar los cambios.

Estoy harto de que se me cierren los programas sin previo aviso.

Estoy harto de que cada dos o tres días me encuentre el ordenador con un pantallazo azul provocado por una incompatibilidad con un driver que he actualizado mil veces.

Estoy harto de esperar varios minutos a que arranque mi PC.

Estoy harto de esperar varios minutos a que se apague mi PC.


Y en caso de necesidad pues te instalas Windows dentro.

Estoy harto de que todas las aplicaciones imprescindibles sean de pago.

Estoy harto de que cada vez que instalo y luego desinstalo programas, mi disco duro tenga menos espacio.

Estoy harto de tener que buscar en la red los programas que necesito.

Estoy harto de que cuando todo va mal la única solución sea formatear el disco duro.

Estoy harto de este escritorio feo y aburrido.

Estoy harto de que con cada nueva versión de S.O. tenga que actualizar mi PC.



Kubuntu 8.10 con KDE 4.2, amarok 2 y compiz fusion. ¡WOW!


Adiós Sr. Gates, hola Sr. Torvalds.

martes, 31 de marzo de 2009

Píldoras cinéfilas

Lo admito, soy más bien un tipo hogareño. Dadme un sillón, algo para leer o una película que ver y soy feliz.
Aprovechando este fin de semana de repunte invernal he tenido la ocasión de ver varias películas, algunas recientes, otras no tanto, que paso a comentar.

En primer lugar la película de animación de Wonder Woman.
Resulta muy curioso que ahora que las películas con imagen real, basadas en cómics de superheroes tanto de Marvel como de DC, se hayan sacado varios films de animación clásica con personajes de sus respectivos universos. Mientras que las de Marvel, dos películas de Vengadores versión Ultimate, una de Doctor Extraño y una de Iron Man, son todas ellas de una calidad más bien escasa en cuanto a animación y algo más soportables en sus guiones por contra las películas de DC son bastante más destacables, desde el Batman anime a la deliciosa La Última Frontera y, en el caso que me ocupa, la película de Wonder Woman.



Peliculón animado

Mientras esperamos la llegada a la pantalla grande de una versión con actores del cómic de la Mujer Maravilla podemos deleitarnos con la que es, en mi opinión, una de las mejores adaptaciones de un cómic a la (pequeña) pantalla. Una película épica que auna lo mejor de la mitología del personaje y sabe emplearlo como imagen icónica despojándolo de un bagaje de décadas para centrarse en la esencia y las historias que, tras muchas reescrituras, queda como la mejor y más coherente. Con un dibujo de la escuela de Paul Dini que recuerda la inolvidable serie del hombre murciélago presenta algunos momentos gloriosos como el desembarco de las amazonas y la posterior lucha con el villano de turno. Tras ver esta película sólo podemos soñar con que sirva de ejemplo para la futurible versión en carne y hueso de Wonder Woman.

Despues pude ver La Ola, una película alemana de reciente factura. En los últimos años hemos podido ver varias películas de esta nacionalidad de lo más estimulante. De la frenética Corre Lola, Corre a la perturbadora El Experimento, pasando por las emotivas La vida de los otros o Los Falsificadores.
La Ola recuerda bastante a El Experimento y en ella podemos ver cómo el ser humano sigue estando al borde del abismo sujeto a sus más bajos instintos, basta un pequeño empujón para sacar lo peor del ser humano y convertirnos en fascistas sin miramientos por todo el que sea diferente o nos parezca inferior. Resulta curioso que ambas películas estén basadas en hechos reales lo que las hace aun más incómodas.

Todo esto ha pasado y ¿volverá a ocurrir?

Tras una película tan dura me hacía falta algo más ligero y superficial y le tocó a Saw V.
La saga de Puzle sigue enredándose y tras una cuarta entrega en la que la madeja parecía enredarse sin ir a ninguna parte aquí parece desenredarse lo suficiente como para parecer que los guionistas han encontrado una manera de continuar la serie al tiempo que se bucea en el pasado de Puzle y sus sucesores. Recordando cada vez más a la serie Cube volvemos a tener a un grupo de personas víctimas del villano redentor (como en la segunda entrega) al tiempo que se nos narran hechos pasados y se nos deja con un final totálmente abierto que deja abierta la puerta a una sexta entrega... y las que hagan falta. Puzle ha llegado como villano del siglo XXI a la sombra de los Jason, Michael Myers o Freddy y parece dispuesto a quedarse. Sólo para los que soportaron las cuatro anteriores.

Después de este mal rato llega el turno de otra gran película, The Visitor. Si ya en Vías Cruzadas pudimos apreciar el talento de Thomas McCarthy para crear personajes inolvidables y plenos de humanidad en The Visitor volvemos a encontrarnos con una historia de personas que se encuentran a sí mismas gracias a la influencia de otros con los que, en otras circunstancias, no tendría nada en común. Una película divertida a ratos pero trágica en su fondo que nos presenta la cruda realidad de los inmigrantes en el país de la libertad... ejem y que nos hace ver que el inmigrante es también un ser humano con sus sentimientos y penas. Especialmente destacable el papel de Richard Jenkins, eterno secundario en decenas de películas y series de televisión que encuentra aquí el personaje de su vida, nominación al Oscar incluida. Un director-guionista al que no hay que perder el rastro y un actor del que seguir disfrutando aunque sea como secundario de lujo.


Richard Jenkins aprenderá a tocar el djembé... y mucho más.

Ahora es el turno de El Curioso Caso de Benjamin Button. Lanzada como aparente triunfadora en la carrera de los Oscar sucumbió ante la maravillosa Slumdog Millonaire y, tras verla, es perfectamente comprensible. Donde Slumdog era alegría y esperanza Benjamin Button es tristeza y melancolía. Una película que con un hilo conductor puramente fantástico no deja de ser una visión romántica y trágica del amor y la muerte. Un relato lleno de magia que no da respiro al espectador con una continua sucesión de momentos dramáticos con la muerte siempre alrededor del curioso Benjamin Button. Una película que quizá no deje satisfecho pero que al menos nos hará reflexionar sobre lo breve de la vida y cómo hay que saber vivir cada etapa de ella en su momento correcto.

Tocaba ahora recordar una película de hace unos años que en su día me gustó mucho y de la que esperaba mantuviera todo su encanto y no me sentí decepcionado. Fresa y Chocolate sigue siendo una película fresca, valiente y emotiva. Jorge Perugorría borda su personaje de gay dotándole de una fuerza y delicadeza llena de contrastes.
En realidad quise volver a ver esta película como prólogo a El Cuerno de la Abundancia dirigida por Juan Carlos Tabío que co-dirigió Fresa y Chocolate junto al llorado Tomás Gutierrez Alea. Si bien ambas películas son radicalmente distintas, en El Cuerno de la Abundancia encontramos diversos guiños y referencias a Fresa y Chocolate que la hacen aun más curiosa.

Hay un momento en el que se encuentran Bernardito (Perugorría) y Jacinto (Vladimir Cruz) en una escena que separa ambas películas catorce años. Vladimir le regala a Jorge una botella de Whiskey de la misma marca que el personaje de Perugorría ofrecía a Cruz en Fresa y Chocolate. También es muy destacable la escena en la que Bernardito recrimina a su padre haber echado a su hijo Diego de casa por gay y que tuvo que salir del país por ello, en clara referencia al personaje de Diego que encarna Perugorría en Fresa y Chocolate. Sabemos así que Diego y Bernardito son hermanos (¿gemelos?) y el destino final del primero.
Por otra parte la película siendo bastante divertida está lejos de la perfección y su similitud con Bienvenido Mr. Marshall no es casual (homenaje incluido en forma de cartel de cine), especialmente hilarante los momentos de coitus interruptus de Bernardito que nunca puede consumar el acto sexual ni con su esposa ni con su acosadora prima.

Catorce años después Vladimir devolverá la botella a Perugorría

Un fin de semana especialmente productivo.

lunes, 23 de marzo de 2009

Lo mejor de las daily strip

Las daily strip o comic strip ya no son lo que eran, de los tiempos en los que ocupaban páginas enteras de los periódicos y suplementos a color los dominicales se ha pasado a pequeñísimas viñetas semiocultas entre el horóscopo y el pronóstico meteorológico; al menos en E.E.U.U., porque aquí hace años que la cosa ha ido a peor y prácticamente sólo existen un par de viñetas cómicas y una única tira en unos pocos diarios y por lo general sólo de contenido político, los domingos mejora un poco la cosa pero tampoco es para tirar cohetes.


Y sin embargo las daily strip siguen ahí gracias a las recopilaciones en álbum donde cobran todo su sentido y brillan con luz propia.



Los tiempos de las sundays a color en tamaño tabloide ya pasaron

Desaparecido Calvin & Hobbes otras tiras cómicas has dado el relevo, las tiras de aventuras aún siguen ahí pero el bajón de calidad ha sido muy acusado y los comic-book han sido el siguiente paso natural para ellas. Sin embargo el humor todavía funciona y a pesar de la limitación de unas pocas viñetas los autores siguen manteniendo un elevado nivel en los gags e incluso pueden dar una trama más o menos continuada durante varios días.
Del humor algo blando e inocente de Mutts pasamos al gamberrismo animal de Get Fuzzy con una nueva vuelta de tuerca al esquema dueño-perro-gato que parecía agotado en Garfield. La maldad del gato Bucky B. Katt sirve de contraste a la bonachonería del perro Satchel Pooch. para desesperación de su dueño, Rob Wilco, fiel reflejo de Darby Conley autor de la tira que demuestra conocer al dedillo el comportamiento animal utilizándolo con certeza para la creación de gags hilarantes.
Mucho más pasado de vueltas es la hilarante Liberty Meadows donde una alocada serie de animales antropomórficos sirven de apoyo a los patéticos avances amorosos de su veterinario con la psicóloga animal del parque donde conviven. Humor bestial (nunca mejor dicho) y los preciosos dibujos de Frank Cho en una serie que no hay que perderse.

Todos amamos a Brandy


Ciudadano Can es otra peculiar visión de las funny-animals con bastante cinismo y mala baba.
La ya veterana Zits sigue asombrando por su capacidad de retratar el mundo adolescente sin caer en la monotonía o la autocopia.


Pocas veces se ha plasmado el mundo adolescente con tanto acierto como en Zits

Y no podemos dejar de lado las tiras clásicas, las magnificas ediciones de Popeye, Krazy Kat o Carlitos y Snoopy no pueden faltar en nuestra comicoteca. Y ya puestos, recuperar a los grandes de la tira "para adultos" como el Spirit de Eisner, el Tarzán de Hoggart o el imprescindible Príncipe Valiente de Foster.
Creo que actualmente vivimos un buen momento en la edición de strips y mientras esperamos una edición decente de Li'l Abner o Pogo la oferta no deja de ser amplia e interesante.

martes, 17 de marzo de 2009

A eso digo: ¡NO! (IX)


Vuelve el video-cutre.

Cuando el video hizo su aparición en los 80 implicó toda una revolución, hasta el momento la gente veía los estrenos de cine en las salas y luego se dependía de la televisión para que, cuando creyeran oportuno, volvieran a emitir esas películas. Eran los tiempos en los que sólo existían dos canales y la oferta era más bien escasa. Lo que más se veía era cine clásico cosa que, vista en perspectiva, hemos de agradecer los que gracias a ello pudimos desarrollar una aceptable cultura cinéfila.

Con la llegada del video todo eso cambió, los estrenos más recientes llegaban a los estantes del video-club apenas seis meses después de su estreno. Para los que vivíamos en grandes poblaciones con buenas salas de cine ya era un logro, pero para las pequeñas localidades en las que ni siquiera existía un cine la llegada del video-club supuso toda una revolución.

Si bien los video-club solían surtirse de estrenos más o menos recientes, en ocasiones se podían encontrar clásicos e incluso películas pertenecientes a los circuitos de V.O. (aquellas llamadas de "arte y ensayo"). Sin embargo el público pedía más y poco a poco empezaron a aparecer películas de serie B, serie Z, telefilmes e incluso rodadas para ser estrenadas directamente en video. Llegaba el video-cutre.

Películas "de karatekas", subproductos de Charles Bronson o Chuck Norris, terror-caspa. Todo valía para satisfacer los paladares menos exigentes.

La llegada del DVD significó una nueva revolución: una calidad de imagen y sonido inimaginable para los fanáticos del video, un formato duradero y sin pérdida de calidad tras múltiples visionados, menor tamaño del soporte... todo ello llevó a la aparición del coleccionismo. Mientras algunos habíamos acumulado videos grabados de la TV y alguna que otra película comprada, la mayoría se había limitado al alquiler y visionado sin afán coleccionista. El DVD cambió esto, los cinéfilos comprábamos películas por primera vez. La oferta ha sido impresionante, desde clásicos mudos al último estreno de cine, desde cine independiente a cine patrio.

¿Y los video-club? Una vez pasado del formato analógico al digitalel proceso fue el mismo que con el video. Primero llegaron los últimos estrenos en masa, algún clásico, algo de anime y, por desgracia, volvió el video-cutre. Películas que nunca se estrenaron en nuestro país tras su fracaso en las salas de su país de origen, la enésima producción japonesa o coreana de terror asiático, telefilmes camuflados como grandes producciones, películas rodadas para su estreno en DVD, serie B, serie Z y mucha, mucha caspa.



¡Guau! la última peli de Michael Feifer. Y con Benjamin Pitts, Brent Fidler, Cherish Lee y Nick Mathis. ¡No me la pierdo!

No resulta extraño encontrar en los estantes de los video-club películas como una cuarta o quinta entrega de American Pie, la segunda parte de Despedida de soltero (¿¿¡¡??) o extrañas películas con numerosos premios en festivales celebrados en pueblos de la América profunda.

Ahora el futuro es el Blue-Ray y, de momento, los estrenos en este formato están siendo de producciones recientes de mayor o menor éxito en salas y alguna que otra película de los últimos años pero no nos engañemos, dentro de poco el video-cutre llegará al Blue-Ray y podremos disfrutar de la última de Chuck Norris en alta definición y sonido sorround 7.1.

El último pelotazo de Chuck con la mejor calidad de imagen y sonido.