lunes, 17 de mayo de 2010

Viñetas recomendadas: Los Muertos Vivientes, de Robert Kirkman, Tony Moore, Charlie Adlar

¿Cuántas horas al cabo del día pasas viendo la televisión? ¿Cuándo fue la última vez que cualquiera de nosotros de verdad hizo algo para conseguir lo que quería? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que cualquiera de nosotros necesitó algo de lo que quería? En un mundo gobernado por los muertos, por fin nos vemos obligados a empezar a vivir.

Con esta introducción presenta el guionista Robert Kirkman (E.E.U.U., Kentucky, 1980) su, hasta ahora, obra cumbre. Guionista todoterreno en el género superheroico donde su Invencible se ha convertido en todo un referente de la industria y un modelo de cómo construir una serie partiendo de elementos convencionales para crear algo distinto, fresco y original. Es, sin embargo, su serie The Walking Dead la que mayor prestigio y fama le ha dado con diversos premios como nuestro premio Expocómic 2006 al mejor guionista internacional y estando nominado este mismo año al premio Eisner a la mejor serie de continuará. Además este año ha empezado el rodaje de una serie basada en Los Muertos Vivientes en el joven pero prestigioso canal norteamericano AMC, conocido por la excepcional serie Mad Men. El piloto ya está en fase de producción a cargo del director Frank Darabont (Cadena Perpetua, La Milla Verde).

Los Muertos Vivientes es editada en EEUU En formato comic-book mensual de 24 páginas desde el año 2003 habiendo alcanzado en la actualidad los 70 números y que vienen siendo puntualmente recopilados en álbumes conteniendo 6 ejemplares cada uno y con portadas exclusivas para esa edición, en nuestro país este ha sido el formato elegido por Planeta DeAgostini para su publicación habiendo salido recientemente el tomo noveno alcanzando así el número 54 americano.

¿Qué nos encontramos en esta serie? Estamos ante un cómic de terror género zombie, una definición que se queda muy pobre ante el verdadero protagonista de este tebeo: la pérdida de la civilización y la búsqueda de una nueva vida en un mundo destruido. Más cercano quizá al genero post-apocalíptico que a un tratamiento puramente de terror el tratamiento del género zombie se hace respetando las normas que en su día definiría George A. Romero alejándose de los más recientes acercamientos al género que películas como 28 Días Después o Resident Evil nos han presentado, con zombies que no son exactamente muertos vivientes que acosan y atacan desenfrenadamente a los seres humanos.

Los muertos andantes -que sería una más correcta traducción- de Kirkman son torpes y lentos y sólo tienen en el número una verdadera ventaja frente a los humanos. Son una presencia constante en la serie -incluso en su ausencia- y son, finalmente, el catalizador de las emociones que realmente sustentan la trama. Porque es precisamente de esto, de las emociones, de cómo el ser humano se enfrenta a un mundo destruido y sin esperanza, de lo que trata este cómic. Lejos de intentar luchar contra la plaga que asola el mundo los protagonistas de la serie lo único que pretenden es adaptarse y restablecer algo parecido a una vida.

"Yo la tengo más larga"

La serie se narra desde el punto de vista de Rick Grimes, un policía que tras un altercado despierta de un coma en un hospital en un mundo que ya ha sido alterado por los zombies y que tras conseguir reunirse con su familia se dará cuenta que el nuevo estado de las cosas no sólo ha afectado al entorno sino también, y muy profundamente, a las personas. Haciendo surgir en muchos casos deseos, odios y rencillas que permanecían ocultos tras el status quo perdido. As como si de una guerra se tratase, los humanos han dejado de lado muchas de las normas que regían en la sociedad y en muchos casos han dejado salir algunos de los sentimientos reprimidos que ocultaban tras las estrictas normas de la civilización.

La serie contiene no pocos momentos terroríficos, pero son precisamente los más inquietantes aquellos que surgen de lo más profundo del ser humano, como la pareja de novios que decide suicidarse antes que enfrentarse al nuevo entorno o ese padre que conserva a toda su familia zombie en un granero a la espera de una cura que es imposible que llegue.

Porque los zombies de la serie no son personas infectadas por un virus que puedan curarse, son verdaderos muertos que han cobrado vida; hay también una verdad aterradora detrás: los seres humanos sí que están infectados por lo que sea que ha traído la plaga y, por tanto, cuando mueren pasan a ser zombies. No hace falta ser mordido por un muerto viviente -cosa que por otro lado conlleva una muerte segura- para acabar convertido en zombie, una simple enfermedad o muerte violenta añadirá un nuevo miembro a los muertos andantes.

Esta certeza es precisamente lo que hace perder toda esperanza a la humanidad, no importa lo que se luche por sobrevivir o combatir a las hordas que pretenden matarlos, al final todos acabarán en el otro bando.

Con un pulso certero Kirkman dosifica los momentos de acción y enfrentamiento contra los zombies con otros en los que sencillamente se dedica a profundizar en las relaciones de sus protagonistas, un grupo heterogéneo de supervivientes unidos por un mismo objetivo: vivir una vida normal. Así surgen amores, odios, alianzas y enfrentamientos en una continua evolución de los personajes, especialmente del principal protagonista, el ex-policía Rick, que pasará de optimista líder a tullido desequilibrado a dos pasos de la locura.

Con dibujos de Tony Moore en las primeras entregas (1978, Lexington, Kentucky) es pronto sustituido por Charlie Adlar (1966, Shrewsbury, Inglaterra), quizá peor dibujante que Moore pero competente narrador con un buen dominio de los claroscuros y una mejora paulatina que le convierten en un perfecto dibujante para esta serie que, por cierto y contra lo habitual en el mercado americano, se edita en blanco y negro.

"I'm a poor lonesome cow-boy..."

Un cómic altamente recomendable tanto si eres amante del género como si no, una lectura que atrapa número a número y un tebeo que se ha convertido en todo un referente en una industria dominada por las capas y leotardos.


2 comentarios:

  1. Esta serie la tengo en mi lista de futuribles, tiene una pinta que te defecas. Y mi admirado Frank Darabont está haciendo la serie televisiva. Qué ganitas....

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  2. Pues no la dejes pasar para mi es, junto con Predicador, una de las series que no deben faltar en la tebeoteca. La serie de tv pinta bien por lo que se va viendo.

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