lunes, 27 de octubre de 2008

Caramales y cocretas

Hasta hace poco todos pensábamos que eso de la restauración era un periodo histórico o arreglar cuadros estropeados, pero de un tiempo a esta parte hemos descubierto que se trata de algo relacionado con los restaurantes.


El mundo de la restauración tienen una variedad sin límites que van desde los precios astronómicos a los menús de comida rápida.

Resulta curioso que con la llegada de la Nouvelle Cuisine el placer de comer se ha convertido en una experiencia más cercana a la arqueología que a eso de matar el gusanillo.

Adentrarse en la nueva cocina implica desentrañar los misterios más arcanos para descifrar qué demonios es eso que estamos comiendo. Comprender que los sabores que degustamos no tienen por qué estar relacionados con el aspecto de lo que comemos y saber descubrir qué cubierto es el más adecuado para cada plato.

Unos platos en los que la proporción Tamaño de Plato-Cantidad de Alimento es de 100 a 1 y en los que, por arte de misteriosos métodos alquímicos, una tortilla que se ha quedado corta de huevo y, encima, este no ha cuajado bien, se convierte en una Tortilla Deconstruida.

Donde descubrimos que esa “Sorpresa de ensalada” se trata de una hoja de lechuga, una de col, una rodaja de tomate y unas extrañas hierbas y ramitas y que la sorpresa viene después cuando pides la cuenta.

Una cocina en la que términos como “espuma”, “licuado”, “trufado”, o “caramelizado” son la norma y con la cual conseguiremos mantener la linea adelgazando al mismo ritmo que nuestra cartera.

Espuma de delicia trufada y caramelizada servida en plato de ducha

Luego entraríamos en esa otra categoría de restaurantes denominados Asadores.

Asociados a domingueros y excursiones por la diversa geografía española son la excusa perfecta para recuperar esos kilitos que podamos haber perdido tras una mañana de paseo por un “pueblecito precioso que me ha recomendado ver un amigo”.

Decir “asador” es lo mismo que decir “carnaza”, unos platos en donde la carne a la brasa debe llenar nuestro plato hasta decir basta, unos platos en los que las patatas asadas nunca deben faltar y que siempre acompañaremos con una ensalada “para no engordar”. Siempre puede haber algún despistado que pregunte si hay algún pescado en el menú pero sólo obtendremos una mirada asesina del camarero acompañada de un “lo siento pero ya se nos ha acabado”.

Toda buena comida en un asador debe estar regada abundantemente por un vino de la casa todo lo cual nos dará el trinomio digestión pesada-alcohol-sueño que tantos y tantos accidentes provocan los fines de semana.


Después tenemos los restaurantes con Menu a la Carta, elaboradas cartas con páginas y páginas de una variada selección de pastas, carnes y pescados a precios astronómicos que harán que, finalmente y tras evaluar nuestra cuenta corriente, nos decidamos por una ensalada “para compartir” y el plato de carne más económico de toda la carta. Cosa que tendría su buen resultado si no fuera por la temible carta de postres que provocará que el resto del mes comamos de menú cutre hasta la siguiente paga cuya llegada celebraremos con una nueva visita al restaurante y vuelta a empezar.



Ahora vienen los maravillosos restaurantes de Menu del Día, sitios llenos de obreros de la construcción y camioneros donde podremos elegir entre varios primeros y segundos, vino o agua y postre o café por un precio módico generalmente inferior a los 10 euros. La cocina de estos restaurantes es de lo más variada, podemos elegir entre salado o muy salado, grasiento o aceitoso y, con suerte, podremos elegir entre patatas o ensalada de acompañamiento a carnes y pescados. Todo ello en cantidades industriales y regado con vino de mesa y Casera. Si eres camionero o albañil no debe faltar la copa de orujo antes de echar mano al volante o subir al andamio.

Yo, gaspacho y pollo ala jillo

Pero no nos confundamos, dentro de los restaurantes de Menú del Día aún hay clases y podemos encontrar sutiles diferencias que nos darán idea de su categoría. Podemos encontrar servilleta y mantel de tela o de papel, mesa sólo con cubiertos o con platos que se nos retiran con cada nuevo plato del menú, cubiertos que debemos reutilizar desde el primer plato hasta el postre o que nos son retirados con cada nueva incorporación y hasta, si sabemos buscar, lograremos encontrar restaurantes en los que postre y café no incrementen el precio final.

Son restaurantes entrañables en los que he encontrado momentos antológicos como aquel en el que tu mismo tenías que ponerte la mesa cogiendo mantel, cubiertos y servilletas de un montón o aquel otro en el que encontré un día un pelo de gamba en las natillas y otro un tornillo tras lo cual, tras preguntar al camarero cómo era posible que hubiera un tornillo en las natillas me contestó, estoico él, con un “es que estamos de obra en la cocina”.

Los restaurantes de Menu del Día ofrecen la misma opción los fines de semana con la salvedad que estos días nos los encontramos llenos de familias y turistas y el precio se ve incrementado en un 25%.


También están los restaurantes internacionales en los que latinoamericanos, turcos, italianos y asiáticos son los reyes. Comida con toques exóticos y étnicos a buen precio de la que renegaremos a los pocos meses de ir siempre a los mismos sitios.

Los restaurantes internacionales se dividen en dos categorías: los de “me he puesto como el Kiko” o los de “lo malo es que esto llena pero en una hora vuelves a tener hambre”.

Suelen ser la opción ideal para ir a cenar ya que sus precios suelen ser bastante asequibles, admiten grupos de muchos comensales y cierran tarde.


Tenemos también los restaurantes de comida rápida, lugares donde, tras guardar una larga cola y ser atendido por un pobre estudiante que cobra el salario mínimo nos sirven una pizza o hamburguesa reseca y medio fría acompañada de unas patatas de las congeladas más bien blandurrias y un refresco aguado con doscientos cubitos de hielo.


Y finalmente encontramos la joya de la corona, los bares de tapas o raciones. Aquí tenemos enormes listados de suculentos platos y bocadillos repletos de grasa y calorías. Cocinados en freidoras cuyo aceite pasa de estado líquido a sólido cuando se enfría y planchas ennegrecidas de las que se retiran los restos carbonizados del plato anterior a golpe de espátula y cortafrios. Deliciosas variedades de raciones que van desde las patatas bravas que en realidad son patatas fritas con una salsa obtenida a base de mezclar ketchup y tabasco a exquisitos calamares y croquetas congelados antes y después de fritos. El elixir adecuado para degustar tan delicados platos suele ser el mini de cerveza o la sangría y es el acompañamiento perfecto antes de una noche de botellón. Todo ello servido por camareros que rozan la tercera edad que anuncian a cocina el pedido a grito de “una de caramales y otra de cocretas”.

Ración de "caramales". Obsérvese la delicada colocación de cada pieza en la forma conocida como "que parezca que hay más".


Y es que, como en casa de mamá, en ningún sitio.

10 comentarios:

  1. Comento aquí no por la entrada del papeo, sino porque "las anteriores parecen antiguas".

    Felicidades por la bitácora :)

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  2. Enhorabuena, Ronindo, ya sabes que el tema de esta entrada em encanta. Liberto

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  3. ¿En los asadores de Madrid no hay pescado?
    Curioso :P

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  4. Ja, ja. Mejor no arriesgarse a la reacción del camarero. La verdad es que, para muchos, pedir pescado en un asador es un sacrilegio. Al menos en las provincias sin mar.

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  5. El mejor asador donde he estado está en el País Vasco, y el "menú" se divide en dos:
    Menú A, carne.
    Menú B, pescado.

    Si le preguntas al camata por "tipos de carne" o de pescado, te mira con careto impasible mientras piensa... "Joer, otro guiri".
    Ah, y la bebida es sidra. Sólo sidra.

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  6. Muy bueno lo de la foto de los "caramales". ¿Y qué me dices de la forma conocida como "que directamente parezca que no hay", en la cual te sirven un plato de patatas fritas acompañadas de algún calamar?

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  7. Gracioso el texto, sin duda. Sobre nueva cocina, no me puedo ir sin recomendar recomendar este artículo:

    http://elblogdecamilodeory.blogspot.com/2006/10/deconstruccin.html

    No es de los más conocidos del autor, pero sí de los más simpáticos que he leído sobre el tema.

    Un saludo y bienvenido a la blogosfera.

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  8. De nada, espero no ofender a nadie. El texto es pura caricatura y así debe ser entendido.
    Aunque hay muchas situaciones reales que he vivido en mis carnes.
    Muy bueno el blog que enlazas, tiene mucho de lo que me gustaría lograr con el mío.

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  9. jaja que crac, la verdad es que no se puede representar mejor la restauración. De errores tipográficos he llegado a ver muchos; desde "Café con Lexe y Cura Sanes a 1 Leuro" hasta la típica "Asandía".

    Saludos,

    Kinder_malo.

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  10. Yo todavía recuerdo un garito donde ofrecían "sawish mistos".
    La riqueza del español no conoce límites, ni siquiera los gramaticales y ortográficos.

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