viernes, 25 de marzo de 2011

Negro que te quiero negro.


El cine negro surge en los años 40 dando réplica a multitud de novelas y revistas sobre crimen que inundaban las librerías y que habían surgido tras la instauración de la Ley Seca, la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial con el consiguiente aumento del crimen organizado que les siguió.


Si bien las historias de detectives y crímenes son muy anteriores, sería el cine el que daría forma a un género que, compartiendo elementos de aquellas, tendría en lo estético (y lo ético) sus propias normas y señas de identidad.


Hoy en día el film noir ha perdido gran parte de su presencia en las pantallas diluido por historias de asesinos en serie o policíacas que poco o nada tienen que ver con las clásicas películas de género negro. Así, el thriller se convierte en un cajón de sastre en el que se meten los clásicos argumentos de serie negra sin ninguna de sus convenciones visuales. Paradójicamente películas que nada tienen que ver con el género se ven influidas por elementos clásicos del cine negro (un ejemplo claro sería la película “Dark City”).


Afortunadamente para los amantes de lo negro la literatura ha seguido con la larga tradición de novela negra y vive en la actualidad una época de esplendor no sin ciertas licencias que nos siguen vendiendo lo que sería un thriller como una novela negra (a la serie “Millenium” me remito).


En el cómic sucede algo similar, en la actualidad podemos encontrar multitud de historias que sólo podrían clasificarse como género negro a pesar de lo variado de sus argumentos. Así, la historieta toma el relevo del cine en lo estético y adorna historias de crimen, venganza, corrupción y traición con gran parte de los convencionalismos clásicos de las películas del género: bares sucios llenos de humo y alcohol, figuras de autoridad corruptas, mujeres fatales, tipos duros, depravación moral, engaño, violencia, oscuridad...


Si hay un nombre que brilla con luz propia en los últimos tiempos es el del guionista Ed Brubaker con historias de puro género negro como “La escena del crimen” pero con muchas otras que sin estar circunscritas al mismo presentan todos los distintivos necesarios para serlo. Así en “Gotham Central”, co-escrita con Greg Rucka, nos adentramos en el día a día de una comisaría de policía y, si bien se alimenta del entorno superheroico del hombre murciélago, las historias están repletas de todos los elementos que hacen el género negro lo que es. Ocurre lo mismo con las historias de “Point Blank”, “Sleeper”, o “Incógnito” o sus etapa en “Daredevil” y “Catwoman” donde se mezclan personas con superpoderes con elementos del espionaje y thriller pero donde se respira “noir” en cada viñeta. Más fiel al género negro es “Criminal”, donde el guionista ha jugado con todos los aspectos tradicionales en historias clásicas de crimen.

Canción triste de Gotham City

Otro guionista a destacar es Brian Michael Bendis, sus primeras historias, que él mismo dibujó con un estilo oscuro y lleno de sombras, beben de la novela negra presentando personajes ambiguos y llenos de matices “Jinx”, “Goldfish” y “Torso” son grandes historias de género y “Fired”, más enmarcada en el espionaje no desentona entre ellas. Sus incursiones en el mundo de los superheroes también está llena de guiños a la novela negra y así “Sam & Twich” y “Powers” se sitúan en universos llenos de personas con superpoderes pero presentando historias de corte policíaco.


Por otro lado el sello Vértigo de Dc Cómics -del que ya he hablado en anteriores artículos- no deja de darnos alegrías y además de las series “100 balas” o “Blanco Humano” ha parido la línea Vertigo Crime donde se publican diversas novelas gráficas con el crimen como seña de identidad pero con multitud de referencias al género negro inundando sus páginas. En España Panini está editando estos cómics en su línea Panini Noir y destaca especialmente la historia “Asquerosamente rica” escrita por Brian Azzarello, autor de “100 Balas” y el español Victor Santos. Además se han editado, “Bronx Bill”, “El ejecutor”, “Área 10”, “Escalofrió”, “Ciudad de brumas” o la excepcional “Camino a la perdición” en la que se recopila la historia que dio título a la película homónima y además su secuela.


Nena, si tan asquerosas están pues no las chupes.

Sin duda estamos en momento esplendoroso para todos los aficionados a la novela negra.

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