Así los cruces entre series vienen siendo algo habitual desde hace décadas y no resulta extraño que Spiderman se codee con Lobezno o Superman se dé de tortas con Brainiac con una ayudita de el Detective Marciano.
Con la llegada de los grandes crossover o grandes eventos la cosa se magnificó y la plana mayor de cada universo superheroico se reunía para combatir grandes amenazas. Si bien en DC ya llevaban años reuniendo a los dos grupos más importantes de dos de sus universos (Tierra 1 y Tierra 2, pero eso viene luego), la Liga de la Justicia y la Sociedad de Justicia, no es hasta la llegada de la miniserie Contest of Champions, publicada en 1982, cuando se agrupase a prácticamente todos los personajes de una editorial, en este caso Marve,l en una historia. La miniserie no tuvo la repercusión esperada, posiblemente porque la historia no era gran cosa, pero su mayor defecto fue que lo que allí aconteció no tuvo ningún reflejo en las series de la casa.
Esta es una manifestación ilegal, disuelvanse.
¡Al ataquerl!
Mientras se publicaban las Secret Wars, DC Cómics empezó a editar la que sería, hasta el momento, la mejor gran saga superheroica jamás publicada: Crisis en las Tierras Infinitas. Dicen las malas lenguas que a Jim Shotter, por entonces editor de Marvel, le llegó la noticia de la futura publicación de tal evento y se puso manos a la obra para escribir sus Secret Wars y poder editarlas antes que DC sacara su propia maxi-serie. Visto los resultados no resulta descabellado pensar que así fue.
Crisis en las Tierras Infinitas fue guionizada por Marv Wolfman y dibujada por George Perez, una pareja que había llevado a Los Nuevos Titanes a la gloria, compitiendo en popularidad y calidad con La Patrulla X de Claremont y Byrne. A lo largo de varios meses y especialmente en la serie de los Titanes, se había podido ver a un misterioso personaje, ubicado en un satélite en órbita a nuestro planeta, acompañado por una joven y maquinando en las sombras. Aparentemente se trataba de un villano ya que una de las cosas que hacía era vender armas de alta tecnología a villanos, sin embargo en las Crisis descubriríamos la verdad. De todos modos todo hace pensar que los planes de Wolfman para el personaje eran muy distintos y que con las Crisis en perspectiva rehizo sus ideas convirtiendo a dicho personaje, El Monitor, en la fuerza motor de la serie.
Que sí, que sí, que Supergirl a muerto. Y yo voy y me lo creo.
Todo esto sumado a diversos universos futuros, como el de La Legión de Superheroes, había vuelto el mundo los personajes DC en algo demasiado farragoso y complicado de abordar por los nuevos lectores. Wolfman utilizaría sus Crisis para hacer limpieza de universos y fusionar las múltiples variantes de los personajes en uno único, aprovechándose para hacer borrón y cuenta nueva con muchos de ellos y volver a narrar sus orígenes adecuándolos al nuevo universo (y público).
Crisis en la Tierras Infinitas podía haber sido algo ininteligible, pero gracias a las hábiles manos de Wolfman y al maravilloso y espectacular dibujo de Perez se convirtió en la mayor historia épica de superheroes jamás publicada. Mundos murieron y mundos vivieron y asistimos, atónitos y sobrecogidos, a la muerte de personajes históricos.
Tras las Crisis, John Byrne volvería a narrar el origen de Superman y se haría cargo de su cabecera, George Perez volvería a Wonder Woman a sus orígenes mitológicos, Frank Miller redefiniría el origen del Caballero Oscuro y Giffen y deMateis nos traerían la más divertida encarnación de la Liga de la Justicia jamás vista.
Sin embargo la labor de Wolfman tenía algunos puntos oscuros que no habían quedado del todo resueltos y personajes como Power Girl o La Cazadora habían tenido que reescribir toda su historia para encajar en el nuevo universo. Así se pudo ver que DC no había terminado de lograr su objetivo por lo que en años siguiente volvería a la carga con nuevas maxiseries como Hora Cero rompiendo, más que arreglando, el trabajo de Wolfman-Perez.
Tuvimos que esperar 20 años para encontrarnos con un nuevo cómic de DC con la palabra Crisis como título, así en la miniserie Crisis de Identidad somos testigos de otro tipo de crisis superheroica, aquella que no viene de grandes amenazas cósmicas sino de lo más profundo del alma humana. Así descubriremos que los impolutos heroes de la Liga de la Justicia no lo son tanto y que en el pasado llegaron a cometer auténticas aberraciones para salvaguardar sus propios intereses. Vemos que los villanos no son los payasos que algunos habíamos visto y que su depravación y maldad es mucho mayor de lo que pensábamos y descubrimos que la mente de los seres queridos de los héroes puede ser mucho más frágil de lo que podíamos imaginar.
¿Otro muerto? ¿No será Supergirl por casualidad?
Tras estas Crisis Infinitas varios héroes desaparecen durante un año, DC edita entonces la enorme serie limitada de 52 números semanales en la que, en principio, se narraría qué sucedió con esos héroes durante todo un año. Al final la serie se convierte en algo totalmente distinto contando diversas historias con personajes más bien segundones del Universo DC y resolviendo deprisa y corriendo la tarea de descubrir qué hicieron los héroes ese año.
Al finalizar 52 llega Cuenta Atrás hacia Crisis Final, una nueva serie de 52 entregas semanales y diversas miniseries paralelas que lleva a unas nuevas Crisis, la Crisis Final, tal vez las definitivas a tenor del título (¿nos lo creemos?), que nos devolverán un nuevo y distinto Universo DC para la próxima década.
No, si ya me extrañaba a mi.
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