viernes, 29 de mayo de 2009

Más dura será la caída

Existe una fascinación por el ídolo con pies de barro, supongo que la envidia tiene algo que ver, pero nada resulta más atrayente que ver a una estrella caída.


Recientemente dos películas han devuelto a la palestra a dos actores que vivieron sus mejores días hace ya un par de décadas y cuyas carreras prácticamente estaban bajo cero.


La primera de ellas es “una del Van Damme”. Que yo a estas alturas de la vida vea una película de este actor no deja de ser singular, nunca he sido un admirador precisamente de las películas de “yoyas” y las de Van Damme concretamente no han despertado en mi el más mínimo interés. Creo que de toda su filmografía sólo había visto Blanco humano y eso por estar dirigida por John Woo.


Sin embargo en su última película, JCVD, encontramos a un sorprendente Van Damme. La película es una mezcolanza de comedia, film de robo con secuestro y drama biográfico presentando a un Jean-Claud Van Damme en horas bajas, realizando películas de ínfimo presupuesto en las que él se lleva casi todo y apenas queda nada para el film y dirigidas por niñatos aburridos, divorciado por enésima vez y peleando por la custodia de su hija (delirante el juicio), sin dinero para pagar a sus abogados y al que Steven Seagal le ha birlado su reentré en Hollywood. Para colmo de males se ve implicado en un robo con rehenes.


¡Van Damme actúa!

Lo mejor de la película son precisamente las escenas en las que vemos a un Van Damme acabado en lo laboral y el lo personal, tocado por las drogas y vapuleado por las mujeres pero simpático y dedicado con sus admiradores. Un tipo que se nos hace encantador y sincero sin atisbos de egolatría en busca de una redención que no llegará hasta el final del film.


La película es muy dinámica, con escenas narradas desde diversos puntos de vista, con tono ligero, numerosos flashback y alguna que otra ensoñación del actor. Sin duda el punto álgido es aquel en el que el actor, sólo ante la cámara, ejecuta un monólogo (probablemente improvisado) en el que desnuda su alma cara al espectador, la mezcla de lucidez, absurdo e ingenuidad sobrecoge en un momento de honestidad pura.


Realidad y ficción se dan la mano durante toda la película, con un ritmo rápido y momentos de gran comicidad (desternillante la escena del cigarrillo).

La interpretación del actor resulta sorprendente, haciéndonos preguntar si realmente Van Damme era tan mal actor. Francamente me encantaría volver a ver a este Van Damme, derrotado pero simpático en algún drama o comedia.


Por otro lado tenemos la laureada El luchador en la que un hipertrofiado Mickey Rourke encarna a una especie de alter ego en forma de luchador de wrestler. No podemos dejar de recordar la patética carrera como boxeador de este antaño seductor interprete.


Los paralelismos con su carrera son numerosos, actor y personaje vivieron una etapa gloriosa en los 80 de la que sólo quedan cenizas, su cuerpo acusa los años de pelea y los estragos de drogas y golpes y ,sin embargo, ambos están dispuestos a levantar su carrera y volver a ser el centro de los focos.


Oye Mickey, que dice Kim que le devuelvas la peluca que le robaste en el rodaje de 9 semanas y media.

La película es demoledora y no tiene piedad con un personaje que ve cómo apenas le quedan posibilidades de relanzar su carrera y que vive de su vieja gloria firmando autógrafos a cambio de dinero (la escena más dura de la película, cuando observa a sus excompañeros de gloria en sillas de ruedas o con sondas de orina) o en combates locales amañados. Para colmo sufrirá un infarto que, en principio, debería apartarle de la lucha.


Los combates, reales y sin dobles, muestran la crudeza de estas luchas coreografiadas en las que los golpes son auténticos aunque sus consecuencias puedan ser exageradas y sobreactuadas.


Al final, nos muestra a un luchador al que sólo le queda abrazarse a un último combate y su pequeño momento de gloria final.


Afortunadamente, tras Sin City, en esta El Luchador parece que Rourke puede dar más de una victoria aunque quizá su físico no juegue a su favor, tal vez otra estrella en horas bajas como Tarantino pueda sacar todo lo que aún lleva dentro este actor, mientras tanto nos conformaremos con volver a ver a Marv en Sin City 2.

lunes, 11 de mayo de 2009

Mi primera vez


Recientemente fui invitado a participar en la emisión de un programa de una radio local en la sección que tienen unas amigas. Decidí presentar el post “Cómo hacer una crítica de cine (sin haber visto la película) en once sencillos pasos” aunque intentando que fuera menos irónico y más didáctico ya que lo que expuse en él es efectivo aunque lo presentase como un texto humorístico.

Dado que es una emisora muy pequeña y su radio de acción bastante reducido dudo que mucha gente lo escuchase pero para mi fue una experiencia muy gratificante que no me importaría repetir.

He subido mi intervención para que podáis escucharme en toda mi ininteligible gloria, toda una muestra de problemas de dicción y pronunciación, aporreamiento de micrófonos, repetición de palabras y momentos de pausa producto del nerviosismo. En mi defensa diré que me noto bastante suelto y que teniendo en cuenta que no me limité a leer el texto del blog sino que sólo lo utilicé como guía, la cosa ha salido bastante coherente. La crítica de la película de Lobezno la preparé media hora antes en sólo cinco minutos utilizando para ello los créditos que encontré por la red y toda ella fue improvisada. Afortunadamente conocía al director del que vi hace poco “Tsotsi”.

Curiosamente, tras haber podido ver después la película, veo que la critica que hice coincide punto por punto con la realidad y que si tuviese que hacerla ahora no variaría demasiado.
Podéis escuchar el audio en este reproductor:
(Actualizado, no funciona el reproductor y no encuentro el dichoso audio en mi disco duro así que os perdéis una ocasión única de oir mi horrible voz)